Hace dos meses que estuve en Budapest durante cuatro días, Vamos, una escapada de finde largo. Hacía años que no tenía un viaje a alguna ciudad desconocida para mí. Ya hacía tiempo que quería empezar a escribir algo, sobre algo concreto. Al final, me decanto por relatar un poco -con fotos- mis viajes y mis escapadas cortas. Sin desviarme más del tema, Budapest ha sido mi destino de este último verano. Acompañado de Bea -mí pareja-, nos hemos recorrido gran parte de la capital de Hungría. Iré por partes; iré por días. Budapest es una ciudad que se puede visitar en pocos días. Llegamos un viernes a las diez de la noche. Tuvimos suerte con el apartamento, ya que estaba justo delante de una de las paradas del bus del Aeropuerto. Esa noche decidimos ir a cenar y a dormir. Así que pasaré al siguiente día. Por la mañana visitamos primero la parte de Buda, que se encuentra al otro lado del río de donde teníamos el apartamento. Al salir a la calle, lo primero que me fascinó fueron los tranvías de la ciudad. Nos subimos a uno para ir a la Colina del Castillo. Cruzamos a pie el Puente de las Cadenas hasta llegar a los pies de la colina. Para subir existen dos formas: a pie o en funicular. Obviamente, subimos en funicular. Es un trayecto corto, la verdad. Pero vale mucho la pena. Una vez allí arriba, paseamos y visitamos los puntos más conocidos: el Palacio Real, la Iglesia de Matías y el Bastión de los Pescadores. Al día siguiente, fuimos a visitar la Casa del Terror, un museo que recoge la historia de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial y de las invasiones nazi y soviética. Después del museo, nos dirigimos hacía la Basílica de San Esteban y pasear por la calle Zrínyi. El edificio se puede visitar por dentro y, además, se puede subir hasta la cúpula más alta, qué es la central y en la que hay que pagar, pero un pequeña cantidad. Nosotros decidimos subir y así, poder disfrutar de unas vistas de todo Budapest. Después de la Basílica, decidimos ir a visitar el gran Parlamento de Hungría, qué es enorme. Tuvimos la mala suerte de quedarnos sin entradas para la ruta turística que hacen en el interior. Estaban agotadas para toda la semana. Así que ideamos un plan b. Fuimos a comer y luego nos dirigimos al Hotel Gellert para pasar una tarde bañándonos en los baños termales. Fue ideal que el día estuviera nublado y lloviera algunos momentos del día. Aunque estábamos en pleno verano, en Budapest caen bastante las temperaturas los días nubosos y con lluvia. El tercer día quisimos hacer un desayuno lo bastante dulce y nos plantamos en una donutería llamada Mr. Funk. Visitamos la plaza Szabadság, con sus monumentos Antifascista y al Ejercito Soviético. Paseamos por las orillas del río Danubio, en el que se encuentran los Zapatos de los judíos que abandonaban la ciudad en barco. Al mediodía nos dirigimos hacía el Parque de la Ciudad. Es un sitio bastante similar al Parc de la Ciutadella (Barcelona) y al Parque del Retiro (Madrid). Nos adentramos por sus jardines y nos sentamos a comer en una terraza a orillas del lago del parque. Por la tarde, seguíamos con nuestro plan: ir a la isla Margarita y hacer una ruta en bici. Lo hicimos, pero alquilamos en lugar de dos bicicletas, un coche-bici, pagando por horas. Esta isla que se encuentra flotando en el centro del Danubio es un buen sitio para pasar parte del día paseando y relajándose en sus grandes jardines, plazas y bosques. Aprovechamos nuestra última noche en Budapest para subirnos a un barco turístico por el Danubio. Budapest por la noche es impresionante y realmente bonita. Entre los puentes y los edificios emblemáticos iluminados, se podría decir que Budapest es otra ciudad de las luces. El último día empezamos por ir al Centro de Fotografía Contemporánea Robert Capa para ver la exposición de fotos del fotoperiodista húngaro. Después nos decantamos por hacer un itinerario que nos aconsejaba nuestra guía de la ciudad de la Lonely Planet. La ruta consistía en pasear por las calles del barrio judío, situado en la zona de Pest. Empezaba en la gran avenida Andrássy y finalizaba en la Gran Sinagoga, que hay más de una por toda la ciudad.
Budapest es una ciudad que podéis ver en pocos días. Un finde sería más que suficiente. Pero hay que pisarla alguna vez en la vida y disfrutar de algunos de sus baños termales.
0 Comentarios
|
|